"Me recuesto en la orilla.
Sin darme cuenta trazo sobre la arena húmeda
signos que no conozco; viene el agua y los borra.
Cruza una barca sola,
con músicas y risas.
Absorto ante las aguas
olvido mis preguntas.
Yo soy árbol, montaña;
yo soy río, y olvido."

lunes, 22 de octubre de 2007

¿Quién enseña a quién?

Me encanta trabajar con niños/as... definitivamente me encanta... Sé que quizá es pronto para decirlo porque llevo poco tiempo pero pienso que este trabajo, de todos los que he tenido, es el que más me motiva y al que voy más y más ilusionada, aunque esté enferma y no me encuentre demasiado bien, como hoy...

Es cierto que les enseño números, letras, colores y también valores pero ellos/as me enseñan espontaneidad, sinceridad, inocencia y la parte más divertida de la vida. Es cierto que en ocasiones se muestran egoístas y egocéntricos/as pero aun así es como si al ser tan pequeños, de 3 a 5 años, todavía la vida no les hubiera echado lo peor que tenemos los/as adultos/as: la posibilidad de hacer daño sin ningún motivo, simplemente por hacer sufrir a otros/as... No les importa si el de al lado es negro/a, muy bajito/a, gordo/a, apenas se le entiende o todavía se le olvida en clase pedir para ir al baño... simplemente son amigos/as y juegan juntos/as...

Ojalá las personas no creciéramos tanto... internamente...

viernes, 12 de octubre de 2007

La eterna paciencia




Nos dicen desde siempre que hay que tener paciencia... Paciencia cuando eres pequeño/a y corres por el patio y te ahogas, porque no se te da bien la gimnasia... Paciencia cuando vas al instituto porque siempre hay algun/a capullo/a que te dice algo... Paciencia cuando te examinas en la universidad, pues el profe no puso ninguna pregunta decente en el examen... Y... la mejor de todas, la paciencia en el trabajo...decir sí a casi todo por cuatro duros pero sin llegar a parecer imbécil... Sin lugar a dudas la más difícil de cumplir... Si a esto le sumamos la paciencia a las madres, que siempre se quieren enterar de todo y la paciencia a los padres con su afán controlador pues así vamos...

No podría ser mejor entrenamiento para la paciencia que tener una asignatura obligatoria desde preescolar... Además los ayuntamientos y demás edificios oficiales deberían poner una bandera diferente cada día, para entrenarnos ante lo inesperado, lo absurdo y la frustración por no saber lo que será de mañana... y por supuesto deberían poner un hilo musical lleno de suspiros...